Ella me dijo una vez que pensar en el pasado era tan absurdo como inevitable.
Ahora cualquier canción triste me pone de buen humor, porque la nostalgia me recuerda a ella, y miro las fotos antiguas para sentir de nuevo. Prefiero quedarme en el fondo de este pozo que intentar salir, sí, y sé que es una estupidez. Pero también sé que los días sin ella serán solo una recopilación de nubes y café, una rutina que no me servirá para llegar a ninguna parte. No sé cómo seguir, de hecho no sé si quiero seguir, pero no quiero dejar de intentarlo. Todo me recuerda a ella y es tan absurdo que solo quiero cerrar los ojos y no abrirlos. Cuando se marchó no asimilé lo que estaba pasando. Pasaron los días y no reaccionaba. Luego vinieron unos amigos a darme un baño de realidad, a intentar despejar mi mente. No lo consiguieron, pero me hicieron darme cuenta de que la compasión daña más que la indiferencia. Activé el modo automático de mi cerebro, y desde entonces vivo sin darme cuenta. Me deshago un poco cada día, noto como sus recuerdos se toman su tiempo para ir abandonando mi mente, y no quiero seguir encerrado en su recuerdo pero no veo nada más allá. Me debato entre llamarla para intentar retomar el contacto y seguir viviendo cada día como si me doliese. Pero no tengo nada que decirle. Y ella a mí tampoco.
Cuando era pequeño, dibujaba un garabato cualquiera y, después, iba añadiendo líneas. Mientras hubiese una forma de ampliarlo, dibujaba. Miraba por todos lados para encontrar un trazo que sobresaliera para estirarlo y seguir creando. Hasta que no podía más.
No sé quién de nosotros es el lápiz y quién el niño, pero sé que hay un trazo escondido en alguna parte del dibujo. Y eso es lo que más me preocupa. Que ninguno lo encontraremos.
Cuando era pequeño, dibujaba un garabato cualquiera y, después, iba añadiendo líneas. Mientras hubiese una forma de ampliarlo, dibujaba. Miraba por todos lados para encontrar un trazo que sobresaliera para estirarlo y seguir creando. Hasta que no podía más.
No sé quién de nosotros es el lápiz y quién el niño, pero sé que hay un trazo escondido en alguna parte del dibujo. Y eso es lo que más me preocupa. Que ninguno lo encontraremos.