Hablaron toda la tarde.
Él se enamoró de ella, y desde que se despidieron no dejó de pensar en su
sonrisa, su mirada, sus gestos, su pelo, su forma de expresarse.
Poco tiempo después,
volvieron a encontrarse. Y a medida que hablaban, él se dio cuenta de que no se
había enamorado de ella, sino de un recuerdo.