Son las 3 de la madrugada y no puedo dormir. Todos los sucesos de este último mes pasan por mi mente. Encuentro mi iPod y le doy al play. No paro de pensar en Pedro. Todos podemos tener una mala racha, supongo. Me tumbo y apoyo las piernas en la pared.
Todo había empezado como una broma, claro. Andrea pensó que sería divertido ir al museo a hacernos las intelectuales al acabar los exámenes, ya que con el temario fresco podríamos ir presumiendo de saber cosas de los cuadros de varias salas. Allí nos conocimos. Resultó que también sabía mucho acerca de los cuadros, y se unió a nosotras en un "a ver quién sabe más". Para mí fue un flechazo. Nos dimos los teléfonos y estuvimos hablando hasta altas horas de la madrugada durante semanas, y nos vimos varias veces los dos solos. Cuánto me gustaba. Todo iba muy bien hasta que me dijo que había otra chica en su vida.
Me siento y pongo la cabeza en mis manos, con los brazos apoyados en las rodillas. Es curioso cómo me había afectado salir con él. Tras la "despedida" me dije a mí misma que no valía menos por no estar con él, y me empecé a volcar en los estudios. Mejoré tanto que conseguí una plaza de becaria en una buena empresa, hice nuevos amigos, perdí peso. Hasta me volví más organizada. Pero aún comprobaba sus redes sociales. Era más guapa que yo, por supuesto. La llevaba a los mismos sitios a los que me había llevado a mí. Me di cuenta entonces de que estaba esforzándome tanto para hacerle ver lo que se estaba perdiendo, y eso me enfadó tantísimo...
Me tumbo boca abajo. Ahora realmente solo tengo que preocuparme de quemar todas las pruebas y asegurarme de que nadie lo encuentre. Yo soy la única persona para la que vivo mi vida.
1 comentario:
No está mal, no; mejor de lo que esperaba. Casi me da pena el pobre chico.
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