Todas las mañanas Eleonor se levantaba, encendía el portátil, se preparaba un café y desayunaba frente a la ventana. Había sido así desde que Pablo y ella estaban juntos. Cada noche al volver del trabajo se sentaba a cenar con su portátil y hablaba con Pablo. Él le contaba cómo le iban las cosas entre bostezos, y ella le hacía un resumen de su día. Luego apagaba el ordenador y, mientras Pablo se dirigía a su oficina ella se acostaba. La diferencia horaria nunca fue un problema para ellos.
4 comentarios:
¡Bien! Has publicado en tu blog!
Me gusta este relato, Isa. Lo de la diferencia horaria es un pequeño obstáculo que hasta ahora han podido superar, pero... ¿y la distancia? ¿no será un obstáculo mayor para su historia de amor?
Besos.
Me gusta. :-) Más de una vez he imaginado una relación así.
Relaciones a distancia. "Es imposible", decían. Pero se equivocan. Personas reales, como las de tu relato, demuestran que se puede.
¡Luisa! Qué de tiempo sin leerte... Muchas gracias por pasarte ;-) Los protagonistas superarán la distancia ahorrando las monedas de 2euros (y equivalentes extranjeras) que caigan en sus manos en un bote transparente que ambos tienen en la repisa de la ventana, justo donde acaba el portátil en el que ambos se cuentan sus cosas :-D
X, es un tipo de relación difícil que no siempre funciona pero se puede mantener, siempre es posible si ambos quieren, como bien comenta este anónimo :-)
Gracias por leerme <3
Isa.
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