Era una mañana bastante
calurosa, pero aun así Lucas sacó una camiseta negra de un cajón y
se la puso. Mientras iba por el pasillo a la cocina, su madre le
dijo, tal como esperaba, que con esa camiseta se iba a asar. Lucas
sonrió y sacudió la cabeza.
Ana se miró al espejo. “No hay nada que hacer”
pensó, “mi pelo es demasiado liso”.
Se puso los zapatos y metió las llaves en el bolso. Le gritó a su
madre que volvería para cenar y salió de su casa en dirección a la
parada del autobús.
Bea miró el reloj.
“Tengo media hora para llegar” se dijo, y echó a andar. No
paraba de mirar a su alrededor, como si todo le pareciese increíble;
desde los árboles y las flores hasta las ventanas y las tiendas.
Cuando por fin llegó a la estación, se sentó en un banco junto a
un chico que llevaba una camiseta negra.
Lucas levantó la mirada
cuando una chica se sentó a su lado. Luego volvió a mirarse los
zapatos y dejó que sus pensamientos fluyeran libremente.
–Hola –dijo la chica
.
Lucas la miró.
–Hola –respondió.
–¿También esperas al
L2?
–¿Qué? Ah, no, bueno, sí. A ver, estoy esperando a alguien que viene en el L2.
–Entiendo –dijo la
chica, sonriendo. –Me llamo Bea, encantada.
–Lucas. Lo mismo
digo–. Giró la cabeza hacia la carretera. –¿Tú esperas a
alguien?
–Podría decirse.
–Qué misteriosa, ¿no?
–bromeó Lucas. –No, venga, tú has sacado el tema, así que
tienes que decírmelo.
Bea se rió.
–Bueno, quiero ver a
mis abuelos –dijo Bea. –Les echo mucho de menos. Murieron hace un
año.
–Pero, ¿no has dicho
que querías verles? –dijo Lucas, confuso.
–Sí, por eso he
retrocedido en el tiempo, para conocerles cuando eran jóvenes.
Ana estornudó. “Venga
ya, no me puedo creer que me vaya a resfriar en verano” pensó,
consternada. Giró la cabeza para mirar el paisaje. “No te pongas
nerviosa, es sólo un amigo”. Sonrió, mirando al suelo. “Quita
esa sonrisa de tu cara, boba” se dijo a sí misma. Sacó el móvil
y se puso a juguetear con él.
–Verás, en 2089 hemos
desarrollado la tecnología hasta un punto en el que es posible
viajar en el tiempo. Tenemos unos dispositivos con los que… –Bea
miró a Lucas, para ver qué cara estaba poniendo. Sonrió cuando vio su expresión de
incredulidad. –El caso es que quiero ver si encuentro a mis
abuelos.
–Tiene que ser
maravilloso viajar en el tiempo –murmuró Lucas, esbozando una
media sonrisa.
–Tú eliges si creerme
o no, supongo –dijo Bea, encogiéndose de hombros.
Lucas sonrió y movió la
cabeza.
–Ahí llega el autobús
–dijo, levantándose.
Se abrieron las puertas y
Ana bajó la primera.
–Hola, ¿has esperado
mucho? –preguntó.
–Qué va, un par de
minutos. ¿Nos vamos? –se volvió hacia Bea. –Mucha suerte con lo
de tus abuelos. Adiós.
–Gracias, pero no creo
que la necesite. Me ha encantado conocerte. Conoceros. Pasadlo bien,
¿eh? –dijo, sonriendo. –Adiós, Lucas. Adiós , Ana.
Echaron a andar, dejando
a Bea en el banco.
–¿Quién era?
–preguntó Ana.
–No sé, la acababa de
conocer. Parece simpática, pero estaba un poco ida –dijo Lucas,
riendo.
–¿Le has hablado de mí
a una desconocida?
–No le he hablado de ti
–murmuró Lucas.
–Entonces, ¿cómo
sabía mi nombre?
Lucas se paró.
–Yo no recuerdo
habérselo dicho.
2 comentarios:
Es indescriptible lo mágico que resulta que un relato pequeño pueda ser tan grande, de verdad.
Trama sencilla pero afectiva, suponiendo que haya comprendido al completo su esencia. El comienzo, algo confuso, pero con un toque de intriga y curiosidad que incita (casi obliga) a continuar la lectura. Muy correcto en la síntesis de datos, no excede el límite pero aporta todo lo necesario.
En definitiva, un gran relato, de 10. Enhorabuena, Iss (:
Me gusta la idea y la estructura, pero, como con todo, hay cosas mejorables. Destaco dos:
En primer lugar, lógicamente, el principio. La presentación de los tres personajes es adecuada, pero está demasiado o mal enlazada. Me explico: cuando en el tercer párrafo acabas diciendo "un chico que llevaba una camiseta negra" y el siguiente arranca con "Lucas levantó la mirada", se entiende perfectamente quién es quién. Sin embargo, cuando en el primer párrafo dices "su madre le dijo [...]" y en el segundo "[...] pensó Ana"... Ahí se establece incorrectamente la misma asociación: uno piensa que "no hay nada que hacer [con él, porque seguirá haciendo lo que le dé la gana]", y al seguir leyendo queda momentáneamente desconcertado. Puesto que Ana no es la madre de Lucas, debiera hacerse algo al respecto.
Más adelante, nos encontramos la conversación Lucas-Bea. Falta leve: entre "bueno" y "sí" debe haber coma. Algo peor: "genial, se lo va a tomar a broma". Ese pensamiento denota que ella está hablando en serio, lo cuál impide que el lector lo tome a broma a su vez... y fastidia en parte la "sorpresa" final. Yo sugeriría no narrar pensamientos, sino expresiones. Algo como "vio su media sonrisa de incredulidad y sonrió a su vez, burlona" o similar. Tú verás.
Por lo demás, bien. Observo una mejora general del blog al haber adoptado un tono más "literario" por encima del "intimista". Siga así.
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